Se ha hablado mucho, y durante décadas, acerca de la identidad del anticristo. Especialmente en lo que respecta a su ascendencia.
Todos los maestros bíblicos han dado sus razones, del porqué el anticristo sería judío. Otros por su parte, contrastan con muy buenos argumentos que podría ser musulmán. Pero los primeros acostumbran a negar esta posibilidad, porque según ellos “los judíos jamás aceptarían a alguien que no fuera judío”.
Y para no desviarnos del objetivo de responder a esta pregunta, no vamos a abordar ninguna de estas dos posiciones en profundidad. Sino más bien, nos ocuparemos en entender quién será el antiCristo (en griego) o antiMesías (español), y en qué momento hará su aparición.
En una cosa concordamos todos los creyentes bíblicos: El mesías que esperan los judíos ES el Anticristo.
Y no cabe dudas. Tampoco se necesita mucho conocimiento para saber que así será. El pueblo judío en su ceguera, orgullo y tozudez religiosa, rechazó al verdadero Mesías hace dos mil años. A Yeshúa.
Su exceso de religiosidad les impidió ver lo evidente, e ignoraron voluntariamente todas las señales y profecías que apuntaban al Señor Jesucristo. [Algo muy similar a lo que le ocurre a la cristiandad en la actualidad, respecto del rapto de la iglesia, y de la posterior Segunda venida].
Incluso, hasta el día de hoy, los judíos se saltan Isaías 53, donde fue plasmada una descripción gráfica de Señor, y del cómo fue menospreciado por ellos.
Una descripción profética con mil años de antelación a la llegada del Hijo de Dios. (hace 2800 años atrás).
Los judíos, quienes eran esclavos de Roma, querían un libertador que los emancipara de los romanos. En pocas palabras, esperaban a un mesías que “los sacara del problema” que estaban sufriendo en ese momento.
Y no podemos juzgar a los judíos, considerando la similitud de muchos cristianos de hoy, que buscan en Cristo “a alguien que les solucione sus problemas”, o “les cumpla sus deseos”, y no lo buscan como Salvador, ni Rey eterno.
Y por este mismo motivo la cristiandad actual, la que tiene templos, pero que no tiene a Cristo, la cristiandad religiosa, será engañada fácilmente por el anticristo: porque el anticristo, tal como el genio de la lámpara, “les solucionará sus problemas” y les “cumplirá sus deseos”… o al menos eso creerán.
La importancia de conocer el origen del anticristo se debe a un hecho puntual, ligado al arrebatamiento de la Iglesia. Un versículo de la Biblia dice lo siguiente:
“Pero con respecto a la venida (parousia) de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra asamblea (episunagōgē) con él, les rogamos, hermanos, que no se dejen mover fácilmente en el pensar, ni se asusten (throeō), ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el tiempo (hēmera) del Señor (kurios) está cerca.
Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga el engaño (apostasia), y sea revelado (apokaluptō) el hombre de pecado, el hijo de perdición,” (2 Tesalonicenses 2:1-3)
En 2 Tesalonicenses 2:1-3, hay palabras claves a considerar.
La primera de ella es Parusía. Esta palabra se refiere al arrebatamiento de la iglesia.
Lamentablemente, quienes hicieron las primeras traducciones de la Biblia, ocuparon la palabra “venida” para referirse a dos eventos muy diferentes: La parusía y la epiphanía.
La parusía es la venida “en el arrebatamiento de la iglesia”, mientras que la epiphanía es la “segunda venida de Cristo a la Tierra”.
Y otra palabra que es necesario conocer está en 2 Tesalonicenses 2:3 (apokaluptō).
La Biblia dice que “el tiempo del Señor no vendrá sin que antes venga el engaño y sea revelado el anticristo”.
Y si de engaño (apostasía) se trata…. hace bastante tiempo lo estamos experimentando. Y en todas las áreas:
En la educación, donde no vas a aprender, sino a ser adoctrinado con falacias anticientíficas. En la política con el fraude como regla. En la Salud con enfermedades inexistentes donde se aplican inyecciones que modifican la naturaleza humana, y destruyen selectivamente a la población “indeseable”.
Hoy, la mentira se considera “verdad”, y a la verdad se le llama “fake news”. Ni hablar de la biología, porque ya nada tiene que ver con lo que eres, sino con “lo que sientes”…
Hoy se han normalizado los engaños que jamás imaginamos que seríamos testigos de observar. Ni hablar del cine, la música, o la televisión…
Y en lo que respecta al anticristo, este será revelado (apokaluptō).
En pocas palabras, antes que la iglesia parta a los cielos, los miembros de la iglesia de Cristo, sabremos quién es el infame hombre de pecado. Y lo sabremos porque la Escritura así lo dice.
Partiremos. Y entonces comenzará la Gran Tribulación. Un período conocido como el “período del Señor”, o “el Día del Señor” (hēmera). Un tiempo de 7 años en que Dios dejará caer su ira sobre los malvados que se quedaron (que moran) en la Tierra (Apocalipsis 3:10).
Pero ¿será el anticristo un judío?
Entendamos lo siguiente: Los judíos esperan un “mesías”.
Lamentablemente hay hermanos que sienten cierto rechazo a las palabras hebreas. Un rechazo injustificado que, tristemente, limita el conocimiento y entendimiento que pudieran adquirir y compartir. Especialmente porque el idioma hebreo es un idioma limpio, con profundidad y significado. Por eso cada vez que te topes con una palabra hebrea, respétala. Y “escarba” en su significado para que adquieras sabiduría (Proverbios 4:7-8).
Mashiaj en hebreo se traduce al castellano como “Mesías”. La misma palabra en griego es “Cristo.”
De hecho, cuando hablamos en castellano del Señor Jesús, debiéramos referirnos a Él como “Jesús el mesías”. Sin embargo, por costumbre y tradición, se dice “Jesucristo”, mezclando el griego con el español. Y esto no tiene nada de malo, pues el Señor mismo nos dio los idiomas.
“Mesías” o “Cristo” significa “ungido”.
Para ungir, se utilizaba aceite de oliva.
Al ungir, “se santificaba, y se apartaba para un propósito determinado”.
En la Biblia encontramos varios “mesías”, o “ungidos”. Por mencionar algunos:
A los sacerdotes se les llama Hakohen HaMashiaj, es decir, el “sacerdote mesías” (Números 35:25)
No solo los sacerdotes eran mesías (ungidos), sino también, las herramientas del Templo.
Se les ungía antes de “servir como utensilios” sagrados. Lo mismo pasaba con las ropas de los sacerdotes (Éxodo 40:9, Éxodo 28:41)
El Rey Saúl perseguía a David para matarlo. Sin embargo, David jamás se atrevió a tocarlo porque era Mashiaj Adonai (“ungido del Señor”).
Cabe hacer notar que David mandó a matar más tarde a quien dio muerte a Saúl. Y lo hizo porque había asesinado a un “ungido del Señor”. (1 Samuel 24:10, 2 Samuel 1:14)
El Rey David fue ungido (mesías) por Samuel. (Salmos 18:50)
Otro ungido o mesías fue un Persa (que si viviera hoy, sería un iraní), el Rey Ciro. A quien Dios declaró como “su ungido” (Isaías 45:1)
En pocas palabras, Dios declaró a Ciro, un extranjero, su instrumento. Su mesías para devolver el pueblo a Israel a su tierra, y ayudar a construir su segundo Templo, después del exilio.
Por su parte, el Señor Jesucristo declaró que Él era el Mesías de Israel cuando leyó las primeras líneas de Isaías 61:1, que más tarde se describen en Lucas 4:18
De acuerdo al judaísmo, un mesías es quien ha sido apartado con un rol o servicio divino.
Rey no es, ni debe utilizarse como sinónimo de mesías, pues no todos los reyes son, o fueron ungidos.
Muy pocos caen en cuenta que la primera vez que aparece la palabra ungir (mesías) en las Escrituras, es en el libro de Génesis 13:31. Ahí Dios le habla a Jacob y le dice:
“Yo soy el Dios de Beth-el, donde tú ungiste ahí una roca (matstsêbâh), donde hiciste una promesa”. (La roca donde Jacob apoyó su cabeza, y donde soñó con una escalera que llegaba al cielo. Jacob la ungió para separar ese lugar como un lugar sagrado)
Resumiendo. ¿Es necesario que el anticristo (el falso mesías que recibirá Israel) sea judío?
La respuesta es NO.
Bastará que sea cualquiera, que como “el genio de la lámpara”, satisfaga los deseos de la nación de Israel, y de sus rabinos. Cualquiera al que puedan “acomodar” a su sesgada interpretación de las Escrituras.
Cualquiera que les abra el camino a la construcción de su tercer templo. A cualquiera que les prometa Paz, y Seguridad. De hecho, los judíos pactarán con la muerte (Isaías 28:15).